Oxer es un hombre visionario con un plan: la inmortalidad de sus vinos. Todo el trabajo meticuloso en el viñedo y bodega termina siempre en vinos elegantes y frescos, las dos cualidades que Oxer se esfuerza en conseguir en todas sus creaciones. Tanto el nombre como el etiquetado de cada vino están cargados de simbolismo, expresándolo a la perfección con unos diseños que tratan de expresar su universo.